LOS JOVENES RURALES: NEXO ENTRE SENDERO
LUMINOSO Y EL CAMPESINADO
Sendero Luminoso inició sus acciones armadas el 17 de mayo de 1980, quemando las ánforas y padrones electorales en el pequeño poblado ayacuchano de Chuschi, la víspera de las primeras elecciones presidenciales que el país celebraba en 17 años. A fines de 1982, cuando después de las navidades el presidente Fernando Belaúnde decidió que las Fuerzas Armadas tomaran el control político-militar de Ayacucho, Sendero Luminoso había logrado expulsar a los representantes del Estado, especialmente la policía, del 80% de las áreas rurales de las provincias norteñas del departamento, y se preparaba para cercar Huamanga, la capital. ¿Cómo pudo en apenas dos años y medio de "guerra popular" desarrollarse tanto? En otras palabras, cómo la cúpula y los cuadros medios senderistas construyeron una presencia entre el campesinado?
Reconociendo que el fenómeno requiere un asedio múltiple, vamos a enfatizar aquí el papel de los jóvenes hijos de comuneros, que estudian secundaria e incluso últimos años de primaria, como nexo entre Sendero Luminoso y las poblaciones rurales /.
Nuestras hipótesis centrales son que para un sector de esos jóvenes Sendero Luminoso constituye una "elección racional" posible y, al mismo tiempo, la posibilidad de consolidar una identidad. En su aspecto de "elección racional", Sendero Luminoso se presenta como canal de movilidad social. Pero simultáneamente ofrece una identidad muy fuerte para jóvenes ubicados entre dos mundos: el tradicional andino de sus padres, que ya no sienten del todo suyo, y el "occidental" o quizás más precisamente costeño-criollo-limeño, que tampoco sienten suyo y que, además, los rechaza por provincianos, por cholos, por su castellano con fuerte acento quechua.
Por otra parte, si bien constituyen el eslabón clave en la correa de transmisión que debería vincular al partido con "las masas", son al mismo tiempo un eslabón débil porque se encuentran tensionados entre dos vías de movilidad social: el mercado y el "nuevo Estado" senderista en construcción; y entre dos identidades: el partido y la familia/comunidad.
Por último, el carácter prolongado de la guerra senderista / convierte al eslabón clave en eslabón débil en tanto: (a) a diferencia de los jóvenes universitarios, los jóvenes rurales son más pragmáticos y menos ideologizados y (b) ante ellos se abren otras posibilidades de movilidad social a pesar de la crisis; e incluso otras posibilidades de construir una identidad /.
Para desarrollar estas hipótesis vamos a utilizar en una primera parte el testimonio de un joven que llamaremos Pedro, de una comunidad de Cangallo (Ayacucho) que llamaremos Rumi. Hijo de "campesinos medios", con algunos parientes en la costa, entre ellos un hermano, Pedro estudiaba secundaria y tenía 17 años cuando Sendero Luminoso incursionó en su comunidad. Durante aproximadamente dos años fue miliciano en las filas de Sendero Luminoso, durante la época menos sangrienta y más "hegemónica" de la guerra senderista (véase el testimonio en el Apéndice del presente trabajo). Como una suerte de contrapunto, utilizaremos en determinados momentos otros testimonios, en especial el relato de Arturo, otro joven de Rumi que no se integró a Sendero Luminoso; él era militante de uno de los grupos de izquierda que por esa misma época decidió ingresar a la arena política legal y constituyó el frente Izquierda Unida (IU). Para años más recientes utilizaremos testimonios recogidos por Ponciano del Pino en una investigación que realizamos en el Instituto de Estudios Peruanos y que será publicada en 1994.
2. La seducción del poder /
Del relato de Pedro se desprenden infinidad de pistas. Vamos a desarrollar sólo algunas reflexiones.
a) Existe en la zona y en diferentes grados en todo el país una brecha generacional significativa, que se va a agudizar con la incorporación de los jóvenes a Sendero Luminoso. Convertida en la generación armada, los jóvenes van a someter/convencer a los adultos. La relación es ambigua por los lazos familiares y culturales que vinculan padres e hijos. Sin embargo, a partir de la expansión de Sendero Luminoso entre la juventud, súbitamente la nueva generación aparece embarcada en un proyecto radicalmente distinto a cualquiera que imaginaron sus padres y el cual estos aceptan, cuando lo hacen, con una suerte de subordinación fatalista semejante a la que solía ser frecuente en los tiempos en que predominaba el sistema terrateniente, pero al mismo tiempo con preocupación y tal vez en algunos casos con esperanza y orgullo.
Para explicar esto último es necesario calificar el tipo de brecha generacional existente. En la mayoría de casos no se trata de una rebelión dirigida principalmente contra los padres a la manera de fenómenos del Primer Mundo como los famosos movimientos de 1968, sino de la percepción de que los padres no tienen mucho que ofrecer a los hijos para manejarse en la nueva realidad más urbana y mercantil.
"Quiero mucho a mis padres, los respeto, pero ellos no tienen ya conocimiento...", declara Raúl, miliciano senderista en Lima, hijo de migrantes ayacuchanos. Los padres no saben, son "ignorantes". Esta percepción se explica también, como dijimos, por el tipo de educación que se impone en el Perú, etnocida y en las antípodas de una educación intercultural /. Sin embargo, el que no sea un rechazo específico a la generación anterior, permite que allí donde se mantienen relativamente fuertes, la comunidad y especialmente la familia sean casi las únicas instituciones que pueden aparecer en determinadas circunstancias como alternativa a Sendero Luminoso.
b) Se trata de una juventud política y socialmente "disponible". i) Políticamente: no existen instituciones políticas sólidamente implantadas en la región, menos aún que puedan canalizar las inquietudes juveniles. Otros testimonios de jóvenes de la misma comunidad, Arturo por ejemplo, revelan la tenue presencia de varias tendencias políticas de izquierda en el momento en que se inicia la expansión senderista. Pero en poco tiempo los jóvenes se incorporan casi en su totalidad a Sendero Luminoso; ii) Socialmente: las instituciones tradicionales que tenían en el vértice a la comunidad indígena, resultan insuficientes —aunque, como dijimos, no totalmente obsoletas— para una juventud que ha pasado por la escuela, ha tenido experiencia migratoria y tiene que vincularse al mercado. Como se ve en el testimonio, Pedro se encuentra tensionado literalmente "entre los dos senderos" y transita de uno a otro. Pudo haberse incorporado al narcotráfico, militó en Sendero Luminoso y terminó como "informal" en Lima.
La frase "entre los dos senderos", que da título a este artículo, hace referencia al título del libro de Hernando de Soto, El otro sendero. Pero de Soto ignora dos dimensiones decisivas para el relativo éxito que logra un sector de los llamados "informales", que son el centro de su preocupación: la dimensión colectiva (redes de parentesco y paisanaje) y la dimensión cultural (tradiciones de cooperación y organización de la producción, así como la reproducción en la ciudades de manifestaciones culturales que refuerzan la cohesión de parientes y paisanos). Para de Soto se trata básicamente de individuos atomizados portadores de una supuesta nueva economía, pero no portadores de cultura /.
Entre nuestro jóvenes, lo que une a "los dos senderos" es la novedad y la esperanza de bienestar, progreso y/o "superación": por la vía del mercado en un caso, por la vía del (nuevo) Estado, es decir del poder, en el otro. Arturo, de la misma comunidad de Rumi, dice algo revelador al respecto:
"Decían que Ayacucho iba a ser zona liberada en 1985. Una famosa ilusión que han creado a los muchachos era que ya pues estamos en 1981, para el 85 va a ser una república independiente, ¿acaso no quieres ser un ministro?, ¿acaso no quieres ser un jefe militar? Ser algo, ¿no? Un muchacho me dijo eso: el 85 la revolución va a triunfar y luego los que estamos aquí en Sendero, los que tenemos más vida de militancia en Sendero vamos a ser los ministros. Era una manera de ilusionar a los muchachos ¿no?"
c) La forma en que se presentan los jóvenes universitarios que conforman la columna guerrillera revela la seducción del poder: armas, botas, voz de mando. El poder aparece en todo su esplendor atemorizante...y gana a la mayoría de los jóvenes a los cuales promete investirlos con los mismos atributos. Arturo cuenta:
"Eran jóvenes que estudiaban en Cangallo. Muchachos adolescentes y que estaban desesperados de repente por conocer las armas, por ejemplo una metralleta, que para ellos manejar dinamita era una gran cosa. Lo hacían únicamente los valientes...para ellos agarrar arma era una cosa ya de otro nivel, más jerárquico..."
Y los jóvenes hacen derroche de ese poder. Sus primeras acciones son pintar paredes y reventar dinamita en el pueblo, quebrando la quietud de las noches rurales. Según Arturo: "reventaban por reventar nomás".
Más allá de desbordes juveniles, puede apreciarse que el creciente ejercicio de poder y el incremento de su capacidad militar los convence —temporalmente— de las bondades de la vía "estatal". No se trata tanto del romanticismo que tiñó el ciclo anterior de violencia política a cargo del MIR y el ELN entre 1965 y 1966, inscrito dentro de lo que podríamos llamar "guerrilla clásica latinoamericana". No son los jóvenes urbanos de clase media que "suben al monte" para rescatar/redimir a los pobres, sino los jóvenes "del monte", más cerca de una percepción de la revolución como "inversión del mundo", los que tratan de "voltear la tortilla". Puede apreciarse también, que uno de los puntos fuertes de Sendero Luminoso fue considerarse desde muy temprano como "nuevo Estado en construcción". Un Estado que iba probando ante sus militantes/súbditos y ante el país, su eficacia en comparación al desbarajuste en el que conforme transcurría la década caía el "viejo Estado" /.
d) Es interesante observar cómo conforme se baja del vértice hacia la base de la pirámide senderista, cambian las motivaciones y la "ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo" se contamina del contexto rural andino.
i) Diferentes motivaciones. En otro trabajo he utilizado el siguiente símil:
"Con respecto a la ideología podríamos imaginar la relación entre la vieja columna de cuadros, los nuevos cuadros intermedios y los militantes y simpatizantes de base que participan en los 'organismos generados' y/o en el 'ejército guerrillero popular' como aquella existente entre teólogos, curas de pueblo y simples feligreses". (Degregori, 1989:24).
Añadíamos que, sin embargo, en un partido hiperideologizado, vertical y que se autodefine como "máquina de guerra", los que llamamos "teólogos" seguirían teniendo el peso decisivo. Pero en este trabajo nos interesan los curas y feligreses. Un expresión de la relación entre todos ellos la vemos en el Gráfico 1, que muestra los mecanismos de reproducción de Sendero Luminoso.
- Los universitarios, seducidos con el discurso absolutamente coherente de sus profesores, se identifican con Sendero Luminoso principalmente a través del estudio de la línea. Son el sector más ideologizado.
- Los estudiantes secundarios rurales, más pragmáticos y menos ideológicos, son seducidos por los símbolos de poder del cual aparecen investidos los universitarios- convertidos-en-guerrilleros y se integran fundamentalmente a través de la acción. Recordemos la dinamita que revientan "por reventar". En ambos casos juega además un papel muy importante lo que podríamos llamar "efecto de demostración". Se integran a una organización prestigiosa y que los transforma, en tanto la incorporación a Sendero Luminoso tiene mucho de rito de pasaje o de iniciación en una secta religiosa: la secta armada.
- De la masa campesina se espera obediencia y acompañamiento. La imagen que viene a la mente es la de un coro que desde la penumbra responde a las consignas que lanzan los que transitan por el sendero luminoso. Por ello, ante el campesinado el nuevo poder hace gala de toda su capacidad de coerción, incluyendo ya entonces en cierta medida el terror. Arturo relata un episodio en una comunidad cercana, antes de la llegada de Sendero Luminoso a Rumi:
"Ha habido una experiencia que le han asesinado a un trabajador del correo en el pueblo X, que le cortaron el testículo, le cortaron la lengua, acusándolo de soplón. Entonces eso generó, no se, como una pólvora corrió de que a él le han ajusticiado por soplón y así van a hundir a todos los soplones. Era una manera de hacer la guerra nerviosa a la población".
Además, en la aparición de Sendero Luminoso coinciden varios tópicos antropológicos relacionados con la inversión del mundo: llegan de fuera; llegan de noche; en la región se los conoce por esa época como los tuta pureq, los caminantes de la noche; emergen a la luz del día en medio de una fiesta.
ii) "Contaminación". Por otra parte, la ideología marxista-leninista del discurso oficial senderista se va transformando en utopía campesinista conforme se expande hacia el campesinado y se plasma el proyecto senderista en Ayacucho. Son ejemplos de esta transformación los intentos de organización colectiva de la producción, que en otros testimonios aparecen todavía más claros; también la idea que tienen sobre las ferias y el mercado, que en el relato de Pedro aparece sólo indirectamente /. Asimismo, las ideas que tienen sobre Lima estrangulada y el necesario regreso de los pobres urbanos a la nueva república rural (en realidad sucedió más bien lo contrario: migración masiva a las ciudades en aquellas zonas donde se desataba la violencia y empezaba la "guerra sucia"). Por último, la creencia en que se producirían deserciones masivas en las Fuerzas Armadas.
Cuando las Fuerzas Armadas entran en la región a fin de 1982, el escenario recuerda en algo a "La guerra del fin del mundo" de Vargas Llosa; el fin de la utopía. Una utopía que marca a fuego la imaginación de los cuadros pero que, a diferencia de aquella de Antonio Conselheiro, enciende apenas y/o sólo efímeramente el entusiasmo de "las masas" campesinas.
LUMINOSO Y EL CAMPESINADO
Sendero Luminoso inició sus acciones armadas el 17 de mayo de 1980, quemando las ánforas y padrones electorales en el pequeño poblado ayacuchano de Chuschi, la víspera de las primeras elecciones presidenciales que el país celebraba en 17 años. A fines de 1982, cuando después de las navidades el presidente Fernando Belaúnde decidió que las Fuerzas Armadas tomaran el control político-militar de Ayacucho, Sendero Luminoso había logrado expulsar a los representantes del Estado, especialmente la policía, del 80% de las áreas rurales de las provincias norteñas del departamento, y se preparaba para cercar Huamanga, la capital. ¿Cómo pudo en apenas dos años y medio de "guerra popular" desarrollarse tanto? En otras palabras, cómo la cúpula y los cuadros medios senderistas construyeron una presencia entre el campesinado?
Reconociendo que el fenómeno requiere un asedio múltiple, vamos a enfatizar aquí el papel de los jóvenes hijos de comuneros, que estudian secundaria e incluso últimos años de primaria, como nexo entre Sendero Luminoso y las poblaciones rurales /.
Nuestras hipótesis centrales son que para un sector de esos jóvenes Sendero Luminoso constituye una "elección racional" posible y, al mismo tiempo, la posibilidad de consolidar una identidad. En su aspecto de "elección racional", Sendero Luminoso se presenta como canal de movilidad social. Pero simultáneamente ofrece una identidad muy fuerte para jóvenes ubicados entre dos mundos: el tradicional andino de sus padres, que ya no sienten del todo suyo, y el "occidental" o quizás más precisamente costeño-criollo-limeño, que tampoco sienten suyo y que, además, los rechaza por provincianos, por cholos, por su castellano con fuerte acento quechua.
Por otra parte, si bien constituyen el eslabón clave en la correa de transmisión que debería vincular al partido con "las masas", son al mismo tiempo un eslabón débil porque se encuentran tensionados entre dos vías de movilidad social: el mercado y el "nuevo Estado" senderista en construcción; y entre dos identidades: el partido y la familia/comunidad.
Por último, el carácter prolongado de la guerra senderista / convierte al eslabón clave en eslabón débil en tanto: (a) a diferencia de los jóvenes universitarios, los jóvenes rurales son más pragmáticos y menos ideologizados y (b) ante ellos se abren otras posibilidades de movilidad social a pesar de la crisis; e incluso otras posibilidades de construir una identidad /.
Para desarrollar estas hipótesis vamos a utilizar en una primera parte el testimonio de un joven que llamaremos Pedro, de una comunidad de Cangallo (Ayacucho) que llamaremos Rumi. Hijo de "campesinos medios", con algunos parientes en la costa, entre ellos un hermano, Pedro estudiaba secundaria y tenía 17 años cuando Sendero Luminoso incursionó en su comunidad. Durante aproximadamente dos años fue miliciano en las filas de Sendero Luminoso, durante la época menos sangrienta y más "hegemónica" de la guerra senderista (véase el testimonio en el Apéndice del presente trabajo). Como una suerte de contrapunto, utilizaremos en determinados momentos otros testimonios, en especial el relato de Arturo, otro joven de Rumi que no se integró a Sendero Luminoso; él era militante de uno de los grupos de izquierda que por esa misma época decidió ingresar a la arena política legal y constituyó el frente Izquierda Unida (IU). Para años más recientes utilizaremos testimonios recogidos por Ponciano del Pino en una investigación que realizamos en el Instituto de Estudios Peruanos y que será publicada en 1994.
2. La seducción del poder /
Del relato de Pedro se desprenden infinidad de pistas. Vamos a desarrollar sólo algunas reflexiones.
a) Existe en la zona y en diferentes grados en todo el país una brecha generacional significativa, que se va a agudizar con la incorporación de los jóvenes a Sendero Luminoso. Convertida en la generación armada, los jóvenes van a someter/convencer a los adultos. La relación es ambigua por los lazos familiares y culturales que vinculan padres e hijos. Sin embargo, a partir de la expansión de Sendero Luminoso entre la juventud, súbitamente la nueva generación aparece embarcada en un proyecto radicalmente distinto a cualquiera que imaginaron sus padres y el cual estos aceptan, cuando lo hacen, con una suerte de subordinación fatalista semejante a la que solía ser frecuente en los tiempos en que predominaba el sistema terrateniente, pero al mismo tiempo con preocupación y tal vez en algunos casos con esperanza y orgullo.
Para explicar esto último es necesario calificar el tipo de brecha generacional existente. En la mayoría de casos no se trata de una rebelión dirigida principalmente contra los padres a la manera de fenómenos del Primer Mundo como los famosos movimientos de 1968, sino de la percepción de que los padres no tienen mucho que ofrecer a los hijos para manejarse en la nueva realidad más urbana y mercantil.
"Quiero mucho a mis padres, los respeto, pero ellos no tienen ya conocimiento...", declara Raúl, miliciano senderista en Lima, hijo de migrantes ayacuchanos. Los padres no saben, son "ignorantes". Esta percepción se explica también, como dijimos, por el tipo de educación que se impone en el Perú, etnocida y en las antípodas de una educación intercultural /. Sin embargo, el que no sea un rechazo específico a la generación anterior, permite que allí donde se mantienen relativamente fuertes, la comunidad y especialmente la familia sean casi las únicas instituciones que pueden aparecer en determinadas circunstancias como alternativa a Sendero Luminoso.
b) Se trata de una juventud política y socialmente "disponible". i) Políticamente: no existen instituciones políticas sólidamente implantadas en la región, menos aún que puedan canalizar las inquietudes juveniles. Otros testimonios de jóvenes de la misma comunidad, Arturo por ejemplo, revelan la tenue presencia de varias tendencias políticas de izquierda en el momento en que se inicia la expansión senderista. Pero en poco tiempo los jóvenes se incorporan casi en su totalidad a Sendero Luminoso; ii) Socialmente: las instituciones tradicionales que tenían en el vértice a la comunidad indígena, resultan insuficientes —aunque, como dijimos, no totalmente obsoletas— para una juventud que ha pasado por la escuela, ha tenido experiencia migratoria y tiene que vincularse al mercado. Como se ve en el testimonio, Pedro se encuentra tensionado literalmente "entre los dos senderos" y transita de uno a otro. Pudo haberse incorporado al narcotráfico, militó en Sendero Luminoso y terminó como "informal" en Lima.
La frase "entre los dos senderos", que da título a este artículo, hace referencia al título del libro de Hernando de Soto, El otro sendero. Pero de Soto ignora dos dimensiones decisivas para el relativo éxito que logra un sector de los llamados "informales", que son el centro de su preocupación: la dimensión colectiva (redes de parentesco y paisanaje) y la dimensión cultural (tradiciones de cooperación y organización de la producción, así como la reproducción en la ciudades de manifestaciones culturales que refuerzan la cohesión de parientes y paisanos). Para de Soto se trata básicamente de individuos atomizados portadores de una supuesta nueva economía, pero no portadores de cultura /.
Entre nuestro jóvenes, lo que une a "los dos senderos" es la novedad y la esperanza de bienestar, progreso y/o "superación": por la vía del mercado en un caso, por la vía del (nuevo) Estado, es decir del poder, en el otro. Arturo, de la misma comunidad de Rumi, dice algo revelador al respecto:
"Decían que Ayacucho iba a ser zona liberada en 1985. Una famosa ilusión que han creado a los muchachos era que ya pues estamos en 1981, para el 85 va a ser una república independiente, ¿acaso no quieres ser un ministro?, ¿acaso no quieres ser un jefe militar? Ser algo, ¿no? Un muchacho me dijo eso: el 85 la revolución va a triunfar y luego los que estamos aquí en Sendero, los que tenemos más vida de militancia en Sendero vamos a ser los ministros. Era una manera de ilusionar a los muchachos ¿no?"
c) La forma en que se presentan los jóvenes universitarios que conforman la columna guerrillera revela la seducción del poder: armas, botas, voz de mando. El poder aparece en todo su esplendor atemorizante...y gana a la mayoría de los jóvenes a los cuales promete investirlos con los mismos atributos. Arturo cuenta:
"Eran jóvenes que estudiaban en Cangallo. Muchachos adolescentes y que estaban desesperados de repente por conocer las armas, por ejemplo una metralleta, que para ellos manejar dinamita era una gran cosa. Lo hacían únicamente los valientes...para ellos agarrar arma era una cosa ya de otro nivel, más jerárquico..."
Y los jóvenes hacen derroche de ese poder. Sus primeras acciones son pintar paredes y reventar dinamita en el pueblo, quebrando la quietud de las noches rurales. Según Arturo: "reventaban por reventar nomás".
Más allá de desbordes juveniles, puede apreciarse que el creciente ejercicio de poder y el incremento de su capacidad militar los convence —temporalmente— de las bondades de la vía "estatal". No se trata tanto del romanticismo que tiñó el ciclo anterior de violencia política a cargo del MIR y el ELN entre 1965 y 1966, inscrito dentro de lo que podríamos llamar "guerrilla clásica latinoamericana". No son los jóvenes urbanos de clase media que "suben al monte" para rescatar/redimir a los pobres, sino los jóvenes "del monte", más cerca de una percepción de la revolución como "inversión del mundo", los que tratan de "voltear la tortilla". Puede apreciarse también, que uno de los puntos fuertes de Sendero Luminoso fue considerarse desde muy temprano como "nuevo Estado en construcción". Un Estado que iba probando ante sus militantes/súbditos y ante el país, su eficacia en comparación al desbarajuste en el que conforme transcurría la década caía el "viejo Estado" /.
d) Es interesante observar cómo conforme se baja del vértice hacia la base de la pirámide senderista, cambian las motivaciones y la "ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo" se contamina del contexto rural andino.
i) Diferentes motivaciones. En otro trabajo he utilizado el siguiente símil:
"Con respecto a la ideología podríamos imaginar la relación entre la vieja columna de cuadros, los nuevos cuadros intermedios y los militantes y simpatizantes de base que participan en los 'organismos generados' y/o en el 'ejército guerrillero popular' como aquella existente entre teólogos, curas de pueblo y simples feligreses". (Degregori, 1989:24).
Añadíamos que, sin embargo, en un partido hiperideologizado, vertical y que se autodefine como "máquina de guerra", los que llamamos "teólogos" seguirían teniendo el peso decisivo. Pero en este trabajo nos interesan los curas y feligreses. Un expresión de la relación entre todos ellos la vemos en el Gráfico 1, que muestra los mecanismos de reproducción de Sendero Luminoso.
- Los universitarios, seducidos con el discurso absolutamente coherente de sus profesores, se identifican con Sendero Luminoso principalmente a través del estudio de la línea. Son el sector más ideologizado.
- Los estudiantes secundarios rurales, más pragmáticos y menos ideológicos, son seducidos por los símbolos de poder del cual aparecen investidos los universitarios- convertidos-en-guerrilleros y se integran fundamentalmente a través de la acción. Recordemos la dinamita que revientan "por reventar". En ambos casos juega además un papel muy importante lo que podríamos llamar "efecto de demostración". Se integran a una organización prestigiosa y que los transforma, en tanto la incorporación a Sendero Luminoso tiene mucho de rito de pasaje o de iniciación en una secta religiosa: la secta armada.
- De la masa campesina se espera obediencia y acompañamiento. La imagen que viene a la mente es la de un coro que desde la penumbra responde a las consignas que lanzan los que transitan por el sendero luminoso. Por ello, ante el campesinado el nuevo poder hace gala de toda su capacidad de coerción, incluyendo ya entonces en cierta medida el terror. Arturo relata un episodio en una comunidad cercana, antes de la llegada de Sendero Luminoso a Rumi:
"Ha habido una experiencia que le han asesinado a un trabajador del correo en el pueblo X, que le cortaron el testículo, le cortaron la lengua, acusándolo de soplón. Entonces eso generó, no se, como una pólvora corrió de que a él le han ajusticiado por soplón y así van a hundir a todos los soplones. Era una manera de hacer la guerra nerviosa a la población".
Además, en la aparición de Sendero Luminoso coinciden varios tópicos antropológicos relacionados con la inversión del mundo: llegan de fuera; llegan de noche; en la región se los conoce por esa época como los tuta pureq, los caminantes de la noche; emergen a la luz del día en medio de una fiesta.
ii) "Contaminación". Por otra parte, la ideología marxista-leninista del discurso oficial senderista se va transformando en utopía campesinista conforme se expande hacia el campesinado y se plasma el proyecto senderista en Ayacucho. Son ejemplos de esta transformación los intentos de organización colectiva de la producción, que en otros testimonios aparecen todavía más claros; también la idea que tienen sobre las ferias y el mercado, que en el relato de Pedro aparece sólo indirectamente /. Asimismo, las ideas que tienen sobre Lima estrangulada y el necesario regreso de los pobres urbanos a la nueva república rural (en realidad sucedió más bien lo contrario: migración masiva a las ciudades en aquellas zonas donde se desataba la violencia y empezaba la "guerra sucia"). Por último, la creencia en que se producirían deserciones masivas en las Fuerzas Armadas.
Cuando las Fuerzas Armadas entran en la región a fin de 1982, el escenario recuerda en algo a "La guerra del fin del mundo" de Vargas Llosa; el fin de la utopía. Una utopía que marca a fuego la imaginación de los cuadros pero que, a diferencia de aquella de Antonio Conselheiro, enciende apenas y/o sólo efímeramente el entusiasmo de "las masas" campesinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario